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Hoy nacieron tres pollitos, todavía no tienen plumas ni ojos. Son horribles pero la abuela está contenta. Mientras lava los platos salgo sin hacer ruido y busco en el gallinero los huevos que quedaron. Encuentro sólo uno. Está caliente y manchado de caca. La gallina que lo cuida intenta picotearme las uñas pero le doy con un palo en la frente y escondo el huevo en mi remera. Me mira atontada y se resigna sin pelear, es una mala madre.
Vuelvo a casa y lo pongo en la almohada de la abuela, entre la funda y el relleno. Cuando se acueste a rezar se le van a reventar las ideas. Como cree en dios, va a pensar que es un castigo divino. Imagino su cara arrugada, la cáscara quebrándose en la cabeza y el pelo amarillo pegoteado en la sábana blanca. Lo hice para que aprenda. Nunca más va a matar a los hijos del gallo, va a ser una señora gorda y suave que nos lleve el desayuno a la cama. Mi prima lo va a agradecer y me va a contar el secreto para ser como ella. Vamos a ser una familia de mujeres felices que comen lechuga.
Voy a la cocina con la excusa de tomar agua. La abuela sigue lavando. Habla sola mientras le pasa la esponja una y otra vez al mismo plato. Dice que me vaya a la cama, que no son horas de andar dando vueltas. Le digo que sí y le beso los dedos. Qué lindas uñas, abu. Se le escapa una sonrisa. A dormir, nena, que es tarde.
Espero con los ojos abiertos. Mi prima duerme en el piso desparramada sobre un acolchado viejo. Al rato escucho un grito de la abuela. Sus palabras retumban en las paredes mientras se acerca a nuestro cuarto. Me hago la dormida. La abuela entra y dice pendeja malcriada. Le habla a mi prima. Entreabro los ojos y veo su cuerpo gigante que se tambalea de la bronca. Mi prima la mira con cara de china y no le dice nada. Pienso que la abuela va a matarla, pero no. Se agarra el pelo de paja y escurre los pollitos líquidos sobre el acolchado. Después cambia el tono de voz y le dice que salga de la habitación. Mi prima balbucea y obedece. Yo transpiro debajo de 1a frazada. Tengo miedo pero no me animo a decir la verdad. Siento la garganta llena de plumas que me pinchan.
[N. del E.: Sí, hice trampa. Es el capítulo 3, no el 1. ¿Y?]
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