En los años setenta siguieron llegando por estos lados discos producidos en UK y USA (la música que yo escuchaba) durante los sesenta. Desde Let It Bleed, de los Rolling Stones, hasta Tommy, de los Who, eran esperables. Pero hubo una sucesión de grupos (como les decíamos antes de que se hablara de bandas) de los que no teníamos noticia, y que fueron apareciendo como si fueran novedades aunque sus primeros discos venían de antes: Pink Floyd, Led Zeppelin, King Crimson, nada menos. (Genesis también empezó en 1969 con From Genesis to Revelation, pero ese disco no está acá porque no lo tengo en vinilo.) Y un poco más tarde, gracias a Pipo Lernoud y a Alfredo Rosso, que empezaron a hablar de ellos en Expreso Imaginario, la Incredible String Band. En particular, la ISB resultó notable porque lo mejor de su obra, unos cuantos discos, venía de los 60.
La versión original de Tommy. Luego apareció la banda de sonido de la película, que era diferente.
31/12/17
30/12/17
Mis vinilos de los 60: La máquina del tiempo (parte 1)
Llegué a unos cuantos de mis discos más queridos de los sesenta después de los sesenta. Las cosas tardaban, por aquella época. Veníamos atrasados con las novedades de afuera, de las que por otra parte sabíamos poco y nada.
Esta serie me quedaría incompleta sin algunos de los discos que compré en los setenta, pero que venían de antes. Así que las últimas dos entregas, hoy y mañana, se dedican a cubrir ese hueco.
El primer disco de Joni Mitchell, Song To a Seagull, salió en 1968. Lo conseguí varios años más tarde. Como todos por acá, la empecé a escuchar a partir de Blue (1971), y recién entonces me puse a buscar todo lo demás que había grabado.
Esta serie me quedaría incompleta sin algunos de los discos que compré en los setenta, pero que venían de antes. Así que las últimas dos entregas, hoy y mañana, se dedican a cubrir ese hueco.
El primer disco de Joni Mitchell, Song To a Seagull, salió en 1968. Lo conseguí varios años más tarde. Como todos por acá, la empecé a escuchar a partir de Blue (1971), y recién entonces me puse a buscar todo lo demás que había grabado.
29/12/17
Mis vinilos de los 60: El camino entre A y B no siempre es una línea recta
¿Cómo pasamos de escuchar a Sylvie Vartan en 1965 a Jethro Tull en 1968 o 1969? En mi caso, fue por los Beatles, que cambiaron tanto año a año, mes a mes, y me llevaron con ellos. Más en general, la renovación de la música popular fue tremenda en ese tiempo, hasta el punto en que cosas muy raras se hicieron masivas. El camino no fue en línea recta, por supuesto, hubo curvas en todas las direcciones. La cuestión es que mi tránsito Sylvie Vartan - Caravelli - Bee Gees - Jethro Tull no fue solitario, ni un signo de demencia. Así funcionaban estas cosas a fines de los sesenta.
Este fue mi primer longplay, antes incluso de mi primer disco de los Beatles. El niño de diez años que fui vivía escuchando este disco. Para darse una idea, nada mejor que esta versión en la televisión de la época, con playback por supuesto. Tenía buena voz la adorable Sylvie.
28/12/17
Mis vinilos de los 60: Música argentina
Voy a hacer trampa, pero apenas. El primer disco de Almendra salió a principios de enero de 1970, y lo compré ahí nomás. El primero de Manal, poco después. ¿Cómo los voy a dejar afuera en mis vinilos de los 60, cuando encima los grabaron en 1969?
El título "Música argentina" (y no "Rock argentino") viene porque agrego varios simples de música folklórica. Hay muchas cosas que no quise dejar afuera, se nota; y siete días para todo era poco si quería clasificar.
Tal vez todo esto sea para decir que no escuchaba rock nacional. Nunca escuché rock nacional, o casi. Por eso esta muestra tan pobre, en comparación con otras músicas.
El título "Música argentina" (y no "Rock argentino") viene porque agrego varios simples de música folklórica. Hay muchas cosas que no quise dejar afuera, se nota; y siete días para todo era poco si quería clasificar.
Tal vez todo esto sea para decir que no escuchaba rock nacional. Nunca escuché rock nacional, o casi. Por eso esta muestra tan pobre, en comparación con otras músicas.
27/12/17
Mis vinilos de los 60: Los Rolling Stones
Nunca tuve todos los discos de los Rolling Stones. Pero los que tuve, al menos, no los vendí para comprar ediciones peores como sí hice con los discos de los Beatles. Acá están, entonces.
Podría ir en orden cronológico, pero me gusta más arrancar por Sus majestades satánicas (el título local de Their Satanic Majesties Request. La tapa no tenía nada que ver con la original. La música, nada que ver con los Rolling de siempre. Me encantó, al revés que a muchos. "She's a Rainbow" fue canción favorita de mi madre durante añares.
Podría ir en orden cronológico, pero me gusta más arrancar por Sus majestades satánicas (el título local de Their Satanic Majesties Request. La tapa no tenía nada que ver con la original. La música, nada que ver con los Rolling de siempre. Me encantó, al revés que a muchos. "She's a Rainbow" fue canción favorita de mi madre durante añares.
26/12/17
Mis vinilos de los 60: Los Beatles
Si hay una prueba de que nunca entendí nada, es esta. En algún momento de los 70, molesto por lo viejos y ruidosos que estaban mis discos de los Beatles, mis queridos longplays de los Beatles, los vendí baratos en Parque Rivadavia para comprar ejemplares nuevos. Casi todos vendí baratos. Incluyendo la edición original de Sgt. Pepper, por ejemplo. Por suerte unos pocos quedaron, no sé cómo. Y por suerte no se me ocurrió extender la locura a otros discos.
Así que acá van fotos de los que todavía tengo. Y los simples, que conservé. Las ediciones que compré en los 70 no valen la pena. Y además los odio.
La edición original de Magical Mystery Tour: los dos discos simples, con tres canciones cada uno, en un único paquete. Salió así en la Argentina.
Así que acá van fotos de los que todavía tengo. Y los simples, que conservé. Las ediciones que compré en los 70 no valen la pena. Y además los odio.
La edición original de Magical Mystery Tour: los dos discos simples, con tres canciones cada uno, en un único paquete. Salió así en la Argentina.
25/12/17
Mis vinilos de los 60: Los simples
Conservo los vinilos de cuando era chico. La década del 60 cubrió buena parte de mi infancia y adolescencia. Tuve mi primer tocadiscos, un Wincofón, a los 10 años. Era 1964. Antes no había tocadiscos en casa, solo radio. Durante esta semana voy a subir fotos unos cuantos discos de esa época, los mismos ejemplares que compramos medio siglo atrás.
Hoy arranco con algunos simples de "música moderna", que hoy llamaríamos pop.
Los Shakers (la banda de Hugo y Osvaldo Fattoruso): "Rompan todo". Curiosamente, porque era la canción más conocida, apareció como lado B del simple.
Hoy arranco con algunos simples de "música moderna", que hoy llamaríamos pop.
Los Shakers (la banda de Hugo y Osvaldo Fattoruso): "Rompan todo". Curiosamente, porque era la canción más conocida, apareció como lado B del simple.
24/12/17
De la cabeza: Atención
Somos tan fáciles de engañar. Se nos escapan tantas cosas. Por suerte, no siempre importa, y no siempre nos damos cuenta. Por algo somos así; la evolución nos trajo a este punto, de manera que nuestros problemas de atención no deben ser tan mortales. ¿O me olvido de algo?
En esta serie de videos se ve la pobreza de nuestras capacidades, con una claridad mayor que la de una larga explicación por escrito. La idea es ver cada uno antes de seguir leyendo.
El primer video circuló bastante hace unos años. A quien ya lo conoce le pido que lo mire de nuevo para entrar en tema. (Tiene subtítulos en castellano: click en configuración (el engranaje de abajo a la derecha), subtítulos, español.)
Tras verlo por primera vez, hace unos años, no podía creer lo del gorila. Ahora que recordaba el efecto, no pude dejar de verlo. Eso sí: fui incapaz de contar los pases de la pelota, porque estaba pendiente de la entrada del gorila.
El segundo video es una nueva versión de lo mismo, aunque no exactamente. Créanme: vale la pena verlo después del anterior. (Este no tiene subtítulos, salvo los generados automáticamente; se entienden, a pesar de los errores.)
Por supuesto, los autores de estos videos consiguieron agarrarme otra vez. Vi el gorila, ¡cómo no verlo! Pero me perdí lo de la cortina y la salida de una jugadora de negro.
Los trucos de magia se basan en esto mismo. Podemos fijarnos en una mano del mago, pero ignoramos lo que hace la otra. Hasta nos dejamos engañar por una mano sola, como nos mostró el asombroso René Lavand con el clásico “No se puede hacer más lento”:
Por último, esta charla Ted de ocho minutos y pico es un compendio de las limitaciones de nuestra atención, momentos incómodos incluidos. Ocho minutos y pico es un montón de tiempo, pero los vale. (Tiene buenos subtítulos en castellano.)
La actuación de Apollo Robbins es abrumadora (por lo buena). Pero tal vez lo más abrumador, en estos tiempos, sea esa pregunta del final: “Si pudieran controlar la atención de alguien, ¿qué harían con ella?”.
En esta serie de videos se ve la pobreza de nuestras capacidades, con una claridad mayor que la de una larga explicación por escrito. La idea es ver cada uno antes de seguir leyendo.
El primer video circuló bastante hace unos años. A quien ya lo conoce le pido que lo mire de nuevo para entrar en tema. (Tiene subtítulos en castellano: click en configuración (el engranaje de abajo a la derecha), subtítulos, español.)
Tras verlo por primera vez, hace unos años, no podía creer lo del gorila. Ahora que recordaba el efecto, no pude dejar de verlo. Eso sí: fui incapaz de contar los pases de la pelota, porque estaba pendiente de la entrada del gorila.
El segundo video es una nueva versión de lo mismo, aunque no exactamente. Créanme: vale la pena verlo después del anterior. (Este no tiene subtítulos, salvo los generados automáticamente; se entienden, a pesar de los errores.)
Por supuesto, los autores de estos videos consiguieron agarrarme otra vez. Vi el gorila, ¡cómo no verlo! Pero me perdí lo de la cortina y la salida de una jugadora de negro.
Los trucos de magia se basan en esto mismo. Podemos fijarnos en una mano del mago, pero ignoramos lo que hace la otra. Hasta nos dejamos engañar por una mano sola, como nos mostró el asombroso René Lavand con el clásico “No se puede hacer más lento”:
Por último, esta charla Ted de ocho minutos y pico es un compendio de las limitaciones de nuestra atención, momentos incómodos incluidos. Ocho minutos y pico es un montón de tiempo, pero los vale. (Tiene buenos subtítulos en castellano.)
La actuación de Apollo Robbins es abrumadora (por lo buena). Pero tal vez lo más abrumador, en estos tiempos, sea esa pregunta del final: “Si pudieran controlar la atención de alguien, ¿qué harían con ella?”.
23/12/17
De la cabeza: Mirar caras
Mirar una cara al revés no es igual que mirarla al derecho. La enorme capacidad que tenemos para reconocer caras, incluso donde no las hay, se especializa en caras con los ojos arriba y la boca abajo.
Igual, se puede creer que este soy yo dado vuelta, ¿no?
La foto que me tomé a mí mismo hace un año, al derecho, se ve así:
Quienes me conocen bien podrán descubrir cosas tal vez no tan evidentes en la versión dada vuelta. Todavía no me había cortado el pelo. La papada se destaca especialmente. No pude evitar la mirada vacía, de pensar en otra cosa, propia de las selfies.
Lo que no todos sospechan es que somos tan pero tan malos mirando caras al revés que no nos damos cuenta de alteraciones tremendas que le hice a la foto de arriba. Si la mirás de nuevo, ¿te das cuenta de qué está mal?
Para esconder un poco más la respuesta, va esta obra del mexicano Octavio Ocampo, pintor que nos hizo ver caras de mil maneras donde no había ninguna. Se llama “Familia de aves”. Aunque no sean las aves lo primero que nos salta a la vista.
Por fin, esta es la foto de arriba de todo, girada ciento ochenta grados. ¿Ahora sí notás algo raro?
22/12/17
De la cabeza: El idioma y el pensamiento
De vez en cuando vuelve a aflorar una hipótesis: que el idioma que usamos determina la forma en que pensamos. Por ejemplo, un artículo de Ideas Ted se entusiasma con varios ejemplos divertidos:
Pero la hipótesis de que el lenguaje determina el pensamiento (conocida como hipótesis de Sapir-Whorf) está bastante desacreditada, al menos en cualquier versión significativa. Por una parte, la experiencia, la cultura, el ambiente, son las cosas que determinan el lenguaje. Que el lenguaje luego refuerce pensamientos es otra cosa: todos lo vivimos día a día.
Por otra parte, hay que ver por qué pensamos más o menos igual en cosas centrales aunque los idiomas las traten de otro modo. No vi artículos que digan que nuestra distinción entre “ser” y “estar” nos convierta en bichos raros para quienes hablan idiomas (todos o casi todos) donde esa distinción no existe. (Hay un lindo artículo sobre esto del ser y el estar, en castellano, en Untrans.eu. Trata bien la cuestión aunque no se expide. A mí me cuesta menos tomar partido porque soy mucho más ignorante.)
En el sitio de la Linguistic Society of America hay un artículo clarísimo sobre la materia (clarísimo, quiero decir, para quienes leen inglés): "¿Influye el idioma que hablo en mi forma de pensar?". Termina así: “¿Entonces, aprender otro idioma no va a cambiar cómo pienso? No mucho, pero si el nuevo idioma es muy diferente del tuyo puede hacerte descubrir cosas sobre otra cultura y otra forma de vivir”.
- Ciertos aborígenes australianos no hablan de derecha, izquierda, adelante o atrás sino de norte, sur, este y oeste. No estás a mi derecha, sino al oeste de mí. Esa gente está habitualmente mejor orientada que nosotros.
- El castellano duda más en atribuir culpas que el inglés. Si para nosotros el florero “se rompió”, para un angloparlante alguien tuvo que romperlo; jamás un florero se puede romper a sí mismo. Por lo tanto, se supone que somos menos proclives a asignar culpas que ellos.
- En hebreo todo tiene género lingüístico, mientras que en finlandés nada lo tiene. Parece que los chicos que hablan hebreo conocen su propio género un año antes que los que hablan finlandés.
Pero la hipótesis de que el lenguaje determina el pensamiento (conocida como hipótesis de Sapir-Whorf) está bastante desacreditada, al menos en cualquier versión significativa. Por una parte, la experiencia, la cultura, el ambiente, son las cosas que determinan el lenguaje. Que el lenguaje luego refuerce pensamientos es otra cosa: todos lo vivimos día a día.
Por otra parte, hay que ver por qué pensamos más o menos igual en cosas centrales aunque los idiomas las traten de otro modo. No vi artículos que digan que nuestra distinción entre “ser” y “estar” nos convierta en bichos raros para quienes hablan idiomas (todos o casi todos) donde esa distinción no existe. (Hay un lindo artículo sobre esto del ser y el estar, en castellano, en Untrans.eu. Trata bien la cuestión aunque no se expide. A mí me cuesta menos tomar partido porque soy mucho más ignorante.)
En el sitio de la Linguistic Society of America hay un artículo clarísimo sobre la materia (clarísimo, quiero decir, para quienes leen inglés): "¿Influye el idioma que hablo en mi forma de pensar?". Termina así: “¿Entonces, aprender otro idioma no va a cambiar cómo pienso? No mucho, pero si el nuevo idioma es muy diferente del tuyo puede hacerte descubrir cosas sobre otra cultura y otra forma de vivir”.
Diagrama del cerebro, obra de un miniaturista anónimo, hacia el año 1300.
(Primero pensé en otra ilustración, pero tardó en llegar. Acá está el relato.)
21/12/17
De la cabeza: Al papel
Dejamos las enciclopedias en papel, viejas, pesadas, por información online.
Dejamos el diario en papel, el único diario que solíamos comprar, por la multiplicidad de diarios en la web.
Nos comunicamos por escrito como nunca antes, con todo el mundo, día a día, usando medios electrónicos.
Todo para mejor, por más quejas que tengamos sobre una cosa u otra.
Pero la literatura ni hablar. Seguimos leyendo literatura en papel.
Hay una distancia cada vez mayor entre cómo trabajamos (algunos), cómo escribimos, cómo nos enteramos de cosas, y cómo leemos novelas o cuentos.
Mi biblioteca empieza a un metro de mi computadora, pero lo mismo podría estar en un universo paralelo.
Tengo otra biblioteca, claro: la de mi Kindle, la de los muchos libros que llevo leídos en ese aparato maravilloso desde hace seis o siete años. Pero por alguna razón la biblioteca del Kindle no parece tan seria, o tan auténtica, como la original.
Es distinto de lo que pasa con la música. Conservo con amor mis viejos vinilos, tengo instalado el equipo necesario para reproducirlos. Pero en general no me tienta usarlos. En la vida diaria, de forma natural, prefiero Spotify.
Por supuesto, hace quince años que no agarro un CD.
Ni loco veo un DVD, menos un VHS. El viejo televisor está apagado desde hace tanto que no sé si todavía funciona.
¿Por qué los libros en papel, entonces? La belleza del objeto y el hábito de usarlo son parte de la explicación, pero no alcanzan. Me parece que otra parte, la que marca la diferencia, es que el libro en papel no requiere aparato de reproducción. Funciona solo. Tampoco se queda sin pilas, ni deja de ser compatible con nada (salvo los cambios de ideas).
En un sentido, es una pena que las cosas sean así. El mundo digital nos deja elegir entre muchas más cosas, más barato. No desperdicia recursos. Es más igualitario. No pesa en la mochila ni es difícil de mudar.
Por ahora, esa ola está en retirada. Lo sugieren las estadísticas (bajan las ventas de libros electrónicos en el mundo), y lo confirman el ruido de la hoja al pasar, el gradiente de sombras en el papel curvado, las notas al margen de quien me prestó este ejemplar, mi acurrucamiento feliz mientras avanza el capítulo en este ángulo de la cama.
Dejamos el diario en papel, el único diario que solíamos comprar, por la multiplicidad de diarios en la web.
Nos comunicamos por escrito como nunca antes, con todo el mundo, día a día, usando medios electrónicos.
Todo para mejor, por más quejas que tengamos sobre una cosa u otra.
Pero la literatura ni hablar. Seguimos leyendo literatura en papel.
Hay una distancia cada vez mayor entre cómo trabajamos (algunos), cómo escribimos, cómo nos enteramos de cosas, y cómo leemos novelas o cuentos.
Mi biblioteca empieza a un metro de mi computadora, pero lo mismo podría estar en un universo paralelo.
Tengo otra biblioteca, claro: la de mi Kindle, la de los muchos libros que llevo leídos en ese aparato maravilloso desde hace seis o siete años. Pero por alguna razón la biblioteca del Kindle no parece tan seria, o tan auténtica, como la original.
Es distinto de lo que pasa con la música. Conservo con amor mis viejos vinilos, tengo instalado el equipo necesario para reproducirlos. Pero en general no me tienta usarlos. En la vida diaria, de forma natural, prefiero Spotify.
Por supuesto, hace quince años que no agarro un CD.
Ni loco veo un DVD, menos un VHS. El viejo televisor está apagado desde hace tanto que no sé si todavía funciona.
¿Por qué los libros en papel, entonces? La belleza del objeto y el hábito de usarlo son parte de la explicación, pero no alcanzan. Me parece que otra parte, la que marca la diferencia, es que el libro en papel no requiere aparato de reproducción. Funciona solo. Tampoco se queda sin pilas, ni deja de ser compatible con nada (salvo los cambios de ideas).
En un sentido, es una pena que las cosas sean así. El mundo digital nos deja elegir entre muchas más cosas, más barato. No desperdicia recursos. Es más igualitario. No pesa en la mochila ni es difícil de mudar.
Por ahora, esa ola está en retirada. Lo sugieren las estadísticas (bajan las ventas de libros electrónicos en el mundo), y lo confirman el ruido de la hoja al pasar, el gradiente de sombras en el papel curvado, las notas al margen de quien me prestó este ejemplar, mi acurrucamiento feliz mientras avanza el capítulo en este ángulo de la cama.
(Imposible rastrear el origen de la imagen que usé para esta composición, los libros que van al (o vienen del) dispositivo electrónico. Está en muchos lados.)
20/12/17
De la cabeza: Economía irracional
Escena 1:
—¿Cuánto sale esa radio?
—Trescientos pesos. Pero en la otra sucursal la tienen en oferta, a doscientos.
—¿Dónde queda la otra sucursal?
—Acá a veinte cuadras.
—¿Veinte cuadras por cien pesos? ¡Voy corriendo!
Escena 2:
—¿Cuánto sale ese televisor?
—Veinte mil pesos. Pero en la otra sucursal lo tienen en oferta, a diecinueve mil novecientos.
—¿Dónde queda la otra sucursal?
—Acá a veinte cuadras.
—¿Veinte cuadras por cien pesos? ¡No vale la pena!
¿Qué cambió entre las dos escenas? En ambas podía ahorrar cien pesos con el mismo trabajo. En la primera, la oferta me encantó. En la segunda, la rechacé de inmediato.
La diferencia es mi percepción del beneficio. En vez de considerar el valor absoluto, yo (como la mayoría de la gente) tiendo a ver el valor relativo: cuánto puedo ganar en relación al gasto total. Si estoy gastando veinte mil pesos, cien pesos no me importan. Es más, por ahí me siento un poco insultado ante la oferta. Pero si esos cien pesos significan un tercio de descuento, me parece mágico, al borde de lo increíble.
Richard Thaler, premio Nobel de economía 2017, describió este comportamiento en 1983, en un paper titulado "Transaction Utility Theory". La gracia es que va en contra de la teoría económica clásica, que presume actores perfectamente racionales. Cuando resulta que de racionales, en realidad, tenemos poco.
Thaler dio otros ejemplos en el mismo artículo (que en su mayor parte es bastante legible). Para valorarlos hay que meterse en las situaciones, “sentir” como los protagonistas; en otras palabras, no verlas de afuera, racionalmente, sino de adentro, con las tripas. Acá va uno:
Estás en una playa, al sol, muerto de sed. Cuánto te gustaría tomar una cerveza. Un amigo dice que va a comprar a un lugar cercano donde venden. Piensa que puede ser cara, pero no sabe cuánto. Te pregunta hasta qué precio pagarías por la cerveza. La situación tiene dos variantes:
a) El lugar donde venden es el bar de un hotel de lujo.
b) El lugar es un kiosquito de mala muerte.
La pregunta es: ¿dirías una misma cifra para ambos lugares? ¿O te convencería pagar más en el hotel de lujo que en el kiosquito?
No sé si la economía es, como insisten, una ciencia. Pero la economía que toma en cuenta el lado psicológico, a veces irracional, de las personas es más interesante. Eso sí, mi sensación es que siempre vamos a terminar estafados.
Foto por Ken Teegardin (modificada), publicada en Wikimedia Commons bajo una licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic, por lo que esta variante aparece acá bajo la misma licencia.
—¿Cuánto sale esa radio?
—Trescientos pesos. Pero en la otra sucursal la tienen en oferta, a doscientos.
—¿Dónde queda la otra sucursal?
—Acá a veinte cuadras.
—¿Veinte cuadras por cien pesos? ¡Voy corriendo!
Escena 2:
—¿Cuánto sale ese televisor?
—Veinte mil pesos. Pero en la otra sucursal lo tienen en oferta, a diecinueve mil novecientos.
—¿Dónde queda la otra sucursal?
—Acá a veinte cuadras.
—¿Veinte cuadras por cien pesos? ¡No vale la pena!
¿Qué cambió entre las dos escenas? En ambas podía ahorrar cien pesos con el mismo trabajo. En la primera, la oferta me encantó. En la segunda, la rechacé de inmediato.
La diferencia es mi percepción del beneficio. En vez de considerar el valor absoluto, yo (como la mayoría de la gente) tiendo a ver el valor relativo: cuánto puedo ganar en relación al gasto total. Si estoy gastando veinte mil pesos, cien pesos no me importan. Es más, por ahí me siento un poco insultado ante la oferta. Pero si esos cien pesos significan un tercio de descuento, me parece mágico, al borde de lo increíble.
Richard Thaler, premio Nobel de economía 2017, describió este comportamiento en 1983, en un paper titulado "Transaction Utility Theory". La gracia es que va en contra de la teoría económica clásica, que presume actores perfectamente racionales. Cuando resulta que de racionales, en realidad, tenemos poco.
Thaler dio otros ejemplos en el mismo artículo (que en su mayor parte es bastante legible). Para valorarlos hay que meterse en las situaciones, “sentir” como los protagonistas; en otras palabras, no verlas de afuera, racionalmente, sino de adentro, con las tripas. Acá va uno:
Estás en una playa, al sol, muerto de sed. Cuánto te gustaría tomar una cerveza. Un amigo dice que va a comprar a un lugar cercano donde venden. Piensa que puede ser cara, pero no sabe cuánto. Te pregunta hasta qué precio pagarías por la cerveza. La situación tiene dos variantes:
a) El lugar donde venden es el bar de un hotel de lujo.
b) El lugar es un kiosquito de mala muerte.
La pregunta es: ¿dirías una misma cifra para ambos lugares? ¿O te convencería pagar más en el hotel de lujo que en el kiosquito?
No sé si la economía es, como insisten, una ciencia. Pero la economía que toma en cuenta el lado psicológico, a veces irracional, de las personas es más interesante. Eso sí, mi sensación es que siempre vamos a terminar estafados.
Foto por Ken Teegardin (modificada), publicada en Wikimedia Commons bajo una licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic, por lo que esta variante aparece acá bajo la misma licencia.
19/12/17
De la cabeza: Agradable imitación del trabajo
La fotografía ocupa un lugar cada vez más central en la vida. En 1977, cuando la típica situación de sacar la cámara y disparar era en medio de las vacaciones, Susan Sontag pudo decir esto: “Usar una cámara calma la ansiedad que los orientados al trabajo sienten por no trabajar cuando están de vacaciones y lo que se espera es que se diviertan. Tienen algo que hacer, como una agradable imitación del trabajo: sacan fotos” (citado de On Photography por la revista New Republic).
La fotografía digital cambió las cosas: ahora fue posible sacar fotos todo el tiempo, sin gastar plata en rollos ni revelados. Los celulares con cámara avanzaron todavía más. En 2013, Randall Munroe reflejó una realidad distinta en su webcomic xkcd:
También en 2013, la “palabra del año” de los Oxford Dictionaries fue selfie. El gesto antes incómodo, a veces hasta mal visto, de estirar el brazo y sacarse un autorretrato se había convertido en una agradabilísima imitación del trabajo.
Mientras tanto, Facebook, donde nos gusta hacer creer que estamos siempre de vacaciones, nos fue enseñando que nada existe si no se lo fotografía. ¿Qué diría Susan Sontag? ¿Pensaría en otra palabra para sustituir “agradable”?
La fotografía digital cambió las cosas: ahora fue posible sacar fotos todo el tiempo, sin gastar plata en rollos ni revelados. Los celulares con cámara avanzaron todavía más. En 2013, Randall Munroe reflejó una realidad distinta en su webcomic xkcd:
(Arriba: “Porcentaje de la población de Estados Unidos llevando cámaras a todas partes, en cada momento de su vida”. Abajo: “En los últimos años, con muy poca fanfarria, hemos resuelto las cuestiones de los platos voladores, los monstruos lacustres, los fantasmas y Bigfoot”.)
Mientras tanto, Facebook, donde nos gusta hacer creer que estamos siempre de vacaciones, nos fue enseñando que nada existe si no se lo fotografía. ¿Qué diría Susan Sontag? ¿Pensaría en otra palabra para sustituir “agradable”?
18/12/17
De la cabeza: El efecto amnesia
Imaginemos que sé un montón sobre jardinería, o navegación, o terapias cognitivas, o inteligencia artificial. Abro el diario y encuentro un artículo sobre ese tema que conozco de pies a cabeza. Por supuesto, el artículo está lleno de errores. El tipo que lo escribió no tiene idea de lo que dice, no está al día, ignora lo más elemental. Me escandalizo: ¿cómo puede ser que publiquen una cosa así?
Doy vuelta la página. El artículo siguiente habla de los manejos políticos en Camboya, o un nuevo fósil de dinosaurio, o el arte callejero en Stuttgart. Enseguida me admiro de la investigación tan seria que hizo el periodista. Cuánto sabe. Qué suerte que lo comparte conmigo. Y, por supuesto, le creo absolutamente todo.
Esto es lo que Michael Crichton llama “Efecto Amnesia de Murray Gell-Mann”. Dice Crichton: “Los medios tienen una credibilidad totalmente inmerecida. (...) En la vida diaria, si alguien exagera o miente continuamente, pronto descartamos lo que dice. (...) Pero cuando se trata de los medios, creemos contra toda evidencia que vale la pena leer otras secciones. Cuando, de hecho, es casi seguro que no. La única explicación posible para este comportamiento es la amnesia”.
(Link al texto de Michael Crichton, donde además explica por qué le puso “Murray Gell-Mann” al fenómeno y habla de cómo “las calles mojadas causan la lluvia”.)
Doy vuelta la página. El artículo siguiente habla de los manejos políticos en Camboya, o un nuevo fósil de dinosaurio, o el arte callejero en Stuttgart. Enseguida me admiro de la investigación tan seria que hizo el periodista. Cuánto sabe. Qué suerte que lo comparte conmigo. Y, por supuesto, le creo absolutamente todo.
Esto es lo que Michael Crichton llama “Efecto Amnesia de Murray Gell-Mann”. Dice Crichton: “Los medios tienen una credibilidad totalmente inmerecida. (...) En la vida diaria, si alguien exagera o miente continuamente, pronto descartamos lo que dice. (...) Pero cuando se trata de los medios, creemos contra toda evidencia que vale la pena leer otras secciones. Cuando, de hecho, es casi seguro que no. La única explicación posible para este comportamiento es la amnesia”.
(Link al texto de Michael Crichton, donde además explica por qué le puso “Murray Gell-Mann” al fenómeno y habla de cómo “las calles mojadas causan la lluvia”.)
George W. Bush y un hermoso título.
Imposible descubrir el origen de la foto, que está reproducida en muchos sitios.
17/12/17
16/12/17
15/12/17
14/12/17
13/12/17
12/12/17
Cartoon: Grandes inventores
Mi seudónimo, Fripp, era un intento de "internacionalizarme", porque queríamos vender estos chistes afuera. Douglas, por supuesto, no necesitaba cambiarse el nombre.
11/12/17
Cartoon: Regreso
Hace más de veinte años, Douglas Wright y yo (bajo el seudónimo Fripp) hicimos varios cientos de cartoons de estilo clásico (chistes de un cuadro con texto al pie). Eran en blanco y negro. Hace poco Douglas les dio color a unos cuantos. De esos, siete irán saliendo acá durante esta semana.
10/12/17
Nuevo electrodoméstico: Ajustador de tiempo
El tiempo es desparejo, asimétrico, injusto. Están esas horas infinitas que solo traen pesares. Y luego, un instante de felicidad tan mágico como efímero.
¡Se acabó! Con el Ajustador de Tiempo, los ratos amargos pasarán en un pestañeo, y los mejores momentos se extenderán cuanto usted desee.
Con un simple ajuste de los diales, el Tiempo se someterá a lo que usted decida.
¿Espera ansiosamente a que su hija vuelva de bailar? ¡Convierta cada hora en un segundo! Sencillos comandos le permitirán aumentar la velocidad del Tiempo con precisión, desde un mínimo de 0,1% hasta un máximo de 300.000% (usar con precaución).
¿Disfruta su familia de la cena que usted acaba de preparar? ¡Extienda el goce al infinito! Reducir la velocidad del Tiempo no requiere más que un par de segundos, y podrá lograr desde un 99,9% de lo estándar hasta un 14,2% (máximo permitido por ley; usar con precaución).
Importante: El alcance de este modelo no puede superar los 0,5 metros, según reglamentación del M.T. Prohibido afectar a más de una persona por vez. Prohibido su uso por períodos mayores a dieciocho horas subjetivas. Las funciones de traslado temporal y tiempo negativo están permanentemente desactivadas. Mantener lejos del alcance de los niños. Los agentes del Ministerio están autorizados a detener el artefacto, secuestrarlo o destruirlo sin orden judicial. En caso de emergencia, comuníquese con el Ministerio del Tiempo dando tres golpes consecutivos en cualquier lugar del Ajustador.
(Foto por Steven Fine (modificada), cedida al dominio público y reproducida en Wikimedia Commons.)
¡Se acabó! Con el Ajustador de Tiempo, los ratos amargos pasarán en un pestañeo, y los mejores momentos se extenderán cuanto usted desee.
Con un simple ajuste de los diales, el Tiempo se someterá a lo que usted decida.
¿Espera ansiosamente a que su hija vuelva de bailar? ¡Convierta cada hora en un segundo! Sencillos comandos le permitirán aumentar la velocidad del Tiempo con precisión, desde un mínimo de 0,1% hasta un máximo de 300.000% (usar con precaución).
¿Disfruta su familia de la cena que usted acaba de preparar? ¡Extienda el goce al infinito! Reducir la velocidad del Tiempo no requiere más que un par de segundos, y podrá lograr desde un 99,9% de lo estándar hasta un 14,2% (máximo permitido por ley; usar con precaución).
Importante: El alcance de este modelo no puede superar los 0,5 metros, según reglamentación del M.T. Prohibido afectar a más de una persona por vez. Prohibido su uso por períodos mayores a dieciocho horas subjetivas. Las funciones de traslado temporal y tiempo negativo están permanentemente desactivadas. Mantener lejos del alcance de los niños. Los agentes del Ministerio están autorizados a detener el artefacto, secuestrarlo o destruirlo sin orden judicial. En caso de emergencia, comuníquese con el Ministerio del Tiempo dando tres golpes consecutivos en cualquier lugar del Ajustador.
(Foto por Steven Fine (modificada), cedida al dominio público y reproducida en Wikimedia Commons.)
9/12/17
Nuevo electrodoméstico: Momificador
¿Teme perder a sus seres queridos? Libérese ya de sus inquietudes. Conserve para siempre a familiares y amigos con nuestro exclusivo Momificador. Tecnología egipcia garantizada.
Sin necesidad de recurrir a terceros, usted podrá aplicarlo en su propia casa. Usado antes o después del óbito, el Momificador retendrá la esencia de esa persona especial para que usted siga compartiendo los más gratos momentos.
Accesorios opcionales (venta por separado):
(Imagen ilustrativa. Los resultados pueden variar.)
(Imagen derivada de fotos por G. Elliot Smith, cedidas al dominio público y reproducidas en Wikimedia Commons.)
Sin necesidad de recurrir a terceros, usted podrá aplicarlo en su propia casa. Usado antes o después del óbito, el Momificador retendrá la esencia de esa persona especial para que usted siga compartiendo los más gratos momentos.
- Hasta seis aplicaciones sin recarga de baterías
- Apto para niños y mascotas
- Compatible con el 93% de las religiones
Accesorios opcionales (venta por separado):
- Máquina de voz (para un mejor resultado, es preferible grabar muestras de la persona seleccionada antes de su perecimiento)
- Generador de ademanes (para mano izquierda o mano derecha; es posible instalar ambos, si bien no actuarán coordinadamente)
- Gesticulador (boca, cejas, nariz; presets de estados de ánimo)
- Simulador de mirada (con seguimiento de blancos móviles; incluye ojos de cristal en imitación de los originales, siempre que se cuente con las muestras apropiadas)
- Pelucas, uñas postizas, bijouterie y otros, para una acabada presencia
(Imagen ilustrativa. Los resultados pueden variar.)
(Imagen derivada de fotos por G. Elliot Smith, cedidas al dominio público y reproducidas en Wikimedia Commons.)
8/12/17
Nuevos electrodomésticos: Mareadora
Ideal para aves y pequeños mamíferos.
Introduzca el animal a marear, asegúrese de cerrar bien la máquina, seleccione el programa de mareado y presione el botón principal.
La primera vez será suficiente con diez segundos o menos. A medida que un animal se acostumbre es posible que requiera más tiempo.
Se incluye el exclusivo Manual Táctico y Estratégico para La Exitosa Introducción del Animal Reticente.
Importante: limpiar el interior del aparato tras cada uso.
(Foto por Øyvind Holmstad (modificada), cedida al dominio público y reproducida en Wikimedia Commons.)
Introduzca el animal a marear, asegúrese de cerrar bien la máquina, seleccione el programa de mareado y presione el botón principal.
La primera vez será suficiente con diez segundos o menos. A medida que un animal se acostumbre es posible que requiera más tiempo.
- Gatos y perros no deben exceder los cinco kilogramos. Nuestra garantía, única en el mercado, cubre la devolución del dinero si en el primer mareo su mascota camina más de tres pasos antes de caerse.
- Palomas y otras aves menores se verán imposibilitadas de volar con eficacia.
- Roedores, ardillas, conejos y otros mamíferos: antes de marearlos, consulte la normativa correspondiente a su país. En ciertos casos, el mareo de una especie en particular puede estar regulado por ley.
- Insectos y arácnidos: no se ha establecido el nivel de eficacia de la máquina.
Se incluye el exclusivo Manual Táctico y Estratégico para La Exitosa Introducción del Animal Reticente.
Importante: limpiar el interior del aparato tras cada uso.
(Foto por Øyvind Holmstad (modificada), cedida al dominio público y reproducida en Wikimedia Commons.)
7/12/17
Nuevo electrodoméstico: Azucarador
Nunca más el tedioso mover la cucharita de acá para allá. Desde hoy, nuestro exclusivo Brazo Azucarador se ocupará del endulzado más preciso y libre de esfuerzo para su taza de té, café, mate cocido, etc.
¿Su mesa es demasiado grande? ¿Se olvidó la azucarera en el armario? Despreocúpese: el Brazo Azucarador dispone de un rango de acción de hasta dos metros y medio entre la azucarera y la taza. (Precaución: para un funcionamiento eficaz, esta distancia máxima se debe medir entre los respectivos interiores de los recipientes, no sus bordes externos.)
(Collage hecho a partir de dos fotos publicadas en Wikimedia Commons: Artificial left arm, proveniente de Wellcome Images, bajo licencia Creative Commons Attribution 4.0 International; y Spoon Sugar Solution with Glass, de APN MJM, bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported; este collage aparece entonces bajo esta última licencia.)
¿Su mesa es demasiado grande? ¿Se olvidó la azucarera en el armario? Despreocúpese: el Brazo Azucarador dispone de un rango de acción de hasta dos metros y medio entre la azucarera y la taza. (Precaución: para un funcionamiento eficaz, esta distancia máxima se debe medir entre los respectivos interiores de los recipientes, no sus bordes externos.)
(Collage hecho a partir de dos fotos publicadas en Wikimedia Commons: Artificial left arm, proveniente de Wellcome Images, bajo licencia Creative Commons Attribution 4.0 International; y Spoon Sugar Solution with Glass, de APN MJM, bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported; este collage aparece entonces bajo esta última licencia.)
6/12/17
Nuevo electrodoméstico: Reductor de cabeza
¿Cansado de que no le entre el sombrero? ¿De no acabar nunca de peinarse? ¿De las dificultades para mirarse en el espejo? ¿De arruinar cada pulóver que trata de ponerse? ¿De no poder sacar una selfie
Ser cabezón es una desgracia que nadie elige tener. ¡Elija ahora mismo dejarla de lado!
Importante: No apto para otras partes del cuerpo. Función de agrandamiento desactivada. Puede provocar adicción. No utilizar bajo los efectos del alcohol. Prohibido su uso en menores de tres años.
(Hecha a partir de una foto por Louis Calvete, publicada en Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International, esta imagen aparece bajo la misma licencia.)
Ser cabezón es una desgracia que nadie elige tener. ¡Elija ahora mismo dejarla de lado!
- Regulable entre 0,1% y 47% de reducción efectiva
- Sin dolor, sin picazón
- Mínima pérdida cognitiva
Importante: No apto para otras partes del cuerpo. Función de agrandamiento desactivada. Puede provocar adicción. No utilizar bajo los efectos del alcohol. Prohibido su uso en menores de tres años.
(Hecha a partir de una foto por Louis Calvete, publicada en Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International, esta imagen aparece bajo la misma licencia.)
5/12/17
Nuevo electrodoméstico: Bocinatrón
Llegó la hora de responder al concierto de bocinazos en la esquina de su casa. ¡Basta de impunidad! A esos energúmenos que hacen de la vida un infierno, el Bocinatrón les hará beber de su propia medicina.
Cada vez que suena un bocinazo, el Bocinatrón responderá con otro igual en duración y frecuencia, pero de volumen multiplicado. Cuando el energúmeno insista, la respuesta será aún más fuerte.
Funciones principales:
Opcionales (venta por separado):
(Imagen hecha a partir de dos fotos publicadas en Wikimedia Commons: Horn, por Richard Wheeler, y Traffic jam at MM ALAM Road, por Jugni. Ambas fotos están bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported, de manera que la de acá arriba aparece bajo la misma licencia.)
Cada vez que suena un bocinazo, el Bocinatrón responderá con otro igual en duración y frecuencia, pero de volumen multiplicado. Cuando el energúmeno insista, la respuesta será aún más fuerte.
Funciones principales:
- Regular el volumen. Aumente entre 0,1 y 20 decibeles el volumen de la respuesta al primer bocinazo.
- Escalar las hostilidades. Modifique la respuesta a bocinazos subsiguientes, incrementando el volumen, la duración y/o la altura del sonido.
- Agregar sonidos. Además de la respuesta estándar, el Bocinatrón permite sumar una variedad de ruidos ofensivos (flatos, vómitos, etc.) y/o atemorizantes (gritos, truenos, disparos, explosiones, etc.).
- Lenguaje. El Bocinatrón trae de fábrica una colección de insultos grabados en diversos idiomas, que usted puede sumar a la respuesta. También le permite grabar sus propios insultos.
Opcionales (venta por separado):
- Lanzallamas
- Lanzarrayos
- Bombardero
- Desintegrador de materia
(Imagen hecha a partir de dos fotos publicadas en Wikimedia Commons: Horn, por Richard Wheeler, y Traffic jam at MM ALAM Road, por Jugni. Ambas fotos están bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported, de manera que la de acá arriba aparece bajo la misma licencia.)
4/12/17
Nuevo electrodoméstico: Zap-o-Matic
Ahora el zapping no debe significar más trabajo. Disfrute de cada canal el tiempo justo, en el momento justo.
Otras ventajas:
- Modo secuencial, para un recorrido familiar y amigable
- Modo aleatorio, para convertir cada minuto en una sorpresa
- Seleccione el tiempo de visión de cada canal y asigne un porcentaje de desviación aleatoria, para no caer en el ciclo predecible de otras marcas
- Elimine los canales que no quiera ver nunca
- Asigne mayor frecuencia de sintonía a los canales que más le interesen (solo en modo aleatorio)
- Asigne mayor tiempo de visualización a los mejores canales (en ambos modos)
- Active umbrales de tolerancia para lograr cambios de canal automáticos en caso de: aumento repentino de volumen, silencio prolongado, malas actuaciones (experimental), tanda publicitaria excesiva
- Evite automáticamente los programas repetidos
- Priorice automáticamente los programas repetidos
Otras ventajas:
- El televisor se apagará cuando usted se duerma y volverá a encenderse cuando usted despierte (requiere sensor de sueño, venta por separado)
- El Zap-o-Matic almacenará sus sesiones de zapping favoritas, para repetirlas en el futuro o compartirlas en redes sociales (los datos almacenados incluyen secuencia de canales y tiempos de permanencia; los contenidos transmitidos son propiedad exclusiva de sus respectivos derechohabientes)
- Compatible con todos los controles remotos
- Batería recargable
- Apto para niños desde los 3 años
(Fuente para la imagen: una foto por Jonathan H. Ward, publicada en Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported, por lo que esta versión aparece acá bajo la misma licencia.)
3/12/17
2/12/17
1/12/17
30/11/17
29/11/17
28/11/17
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