1. Facebook me avisa que alguien me etiquetó en una foto. Voy a ver, y resulta que es el volante (perdón, ahora se dice flyer) de algún evento, en el que alguien etiquetó falsamente a cincuenta o cien personas. Tengo puesta la opción de que mis "amigos" no vean fotos en las que otros me etiquetaron, pero la opción por default de Facebook es la contraria. Es decir, por default los "amigos" de esas cincuenta o cien personas reciben el aviso de que hay una nueva foto en la que aparece Fulano... para encontrarse con que no es tal cosa sino publicidad de algo con lo que Fulano no tiene nada que ver. Esto es spam.
Está muy bien que alguien suba una foto en la que aparezco y asocie mi nombre con ella. De hecho es una opción que he permitido (y que, por supuesto, es la opción por default de Facebook). En ese caso, si la foto no me gusta por alguna razón, siempre puedo sacar mi nombre de ahí. Pero el comportamiento que describí más arriba está a punto de convencerme de quitar esa opción.
2. Facebook me avisa que tengo un nuevo mensaje privado. Voy a ver, y resulta que alguien está mandando a sus quinientos "amigos" un nuevo poema que escribió, o el aviso de un evento que está por hacer. A veces, ese alguien insiste hasta tres o cuatro veces con el mismo aviso. Esto también es spam.
Está bien recibir mensajes privados auténticos, con un contenido que alguien quiere transmitirme específicamente a mí. Pero el uso de los mensajes para mandar spam hace que cada vez los mire menos.
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En ambos casos lo más posible es que la creación o la actividad de la persona en cuestión me interese. Por algo está en mi lista de "amigos". Pero la forma no invasiva de avisar es poniendo una nota en su propio "muro" o enviando una invitación a un evento.
Como mucha gente, tengo una lista de cientos de "amigos". La inmensa mayoría son del ambiente profesional en que me muevo, y por eso son tantos y necesito tenerlos en la lista. Es más, la lista debería ser todavía más larga.
Facebook tiene dos hábitos que terminan jugando en contra. El primero es que, por default, las opciones de privacidad suelen ser las más permisivas. Hay que tomarse el trabajo de recorrerlas, y son muchas y complejas. El otro hábito es generar formas de interacción social diversas, lo que está muy bien, pero de las que resulta fácil abusar.
Lo que le falta a Facebook es el tipo de herramientas que hace años se desarrollaron para el mail: filtros de spam. No sé cómo pueden ser, pero si funcionan para el mail tiene que ser posible desarrollarlos para Facebook. El problema grande es que a Facebook le interesa aumentar la cantidad de interacciones, la exposición de los usuarios, el tiempo que uno pasa adentro. En otras palabras, le es fácil estar del lado de los spammers. Y, por lo tanto, parece que esos filtros no están entre sus prioridades.
2 comentarios:
... con lo cual, a la larga, terminaremos bajándonos de FB y quedándonos sólo con el twitter, o nuestra dirección de correo-e.
Por cierto, en otro orden, qué bien que están los madrigales: un lujito. Saludos.
¡Gracias por lo de los madrigales, Germán!
En cuanto a FB, si no es esa red será otra, pero parece que seguirá habiendo redes sociales en nuestro futuro, ¿no?
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