Uno diría que es un ritual, pero los rituales se repiten y esto no. La próxima vez no se sienta a la mesa sino que pasa de largo como si no hubiera desayuno. La mirada se ocupa de los rincones más oscuros. Y los ruidos de la boca suenan más a un idioma que yo podría entender si quisiera.
(Foto tomada en un baño de Mar del Plata. Colores cambiados.)
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