29/1/18

Segunda fundación, de Isaac Asimov


Empiezo la semana de "libros que me hacen acordar" con este ejemplar de Segunda fundación, de Isaac Asimov, y su rara cubierta de plástico.

En los alrededores de 1970, cuando leer ciencia ficción era uno de mis dos o tres intereses obsesivos, conseguir los libros que yo quería era complicado. Segunda fundación es el que más busqué, el más difícil, el que más se hizo rogar.

¡Cuánto lo necesitaba! No solo porque era de Asimov, que me fascinaba, y tampoco por ser parte de la colección Nebulae, que consumía con entusiasmo. Había leído los primeros dos de la trilogía, Fundación y Fundación e Imperio (¿no es curioso que el tercer libro de una serie tenga la palabra "segundo" en el título?), y el último, inconseguible, se había convertido en un objeto mítico.

Llevó años. Calculo que habrá sido hacia 1975 que lo vi, en un estante de ciencia ficción de la librería El Túnel, que estaba sobre Corrientes. Venía cubierto por ese plástico amarillo, duro, cortado a medida por el dueño anterior.


Lo compré temblando, convencido de que la situación era propia de un universo paralelo. Lo empecé a leer diez minutos después, en un vagón de la línea A del subte. Lo seguí leyendo en el 136 que me llevaba a Ramos Mejía. Lo terminé ese mismo día.

Qué paciencia. La traducción, como corresponde a Nebulae, es un espanto. Esos "boletines de móviles figuras"... ¡Números, Francisco Cazorla Olmo! ¡Eran números!




Casi ilegible en la traducción, el texto es de todos modos puro Asimov, escrito a fines de los cuarenta. "Burbuja de acero", "silencioso brotar de las partículas del átomo", "los calculadores", "las complicaciones técnicas que entretejen los caminos del espacio".

En el tiempo que pasó desde entonces dejé de ser fan de Asimov, aprendí a leer en inglés, me obsesioné con otras cosas. Pero este ejemplar, el del plástico amarillo, sigue en un estante de mi biblioteca y en un estante (también polvoriento) de mi cabeza.

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